Como decía en mi post anterior (ya hace unos días.....) más nos valía ser pioneros en otras cosas, y engan-cha-rnos a otros trenes...
Nueva York, Londres y Dublín son algunas de las ciudades que ya hace tiempo que pusieron en marcha iniciativas para reducir el uso de las bolsas de plástico, con el objetivo de rebajar el impacto que los plásticos tienen sobre el medio ambiente. En el estado español sólo algunas zonas como Cataluña, Baleares, Canarias o Galicia han realizado alguna acción, y en algunos casos, como la reciente campaña lanzada por Carrefour (muy gráfica, por cierto), son los establecimientos los que abogan por estas "políticas" sabiendo que el respeto por el medio ambiente es un valor añadido. Pero en Aragón, una vez más, la falta de iniciativa política de este Gobierno que..... ¿nos representa? queda patente. Se debería de dar un empujón y premiar a aquellos establecimientos que decidan ofrecer alternativas sin que ello, tenga en ningún caso, repercusión en el consumidor final. Por poner algunos ejemplos de la concienciación que existe con este tema en muchos países, diré que hay lugares que optan por vetarlas, como San Francisco (EE UU), donde están prohibidas en los grandes supermercados. En Tanzania pueden ir a prisión los que produzcan bolsas de plástico. En Zanzíbar (Tanzania) no está permitida ni la producción ni la importación de estas bolsas, con multas e incluso penas de cárcel para quien lo incumpla. En China están prohibidas las bolsas cuyo grosor sea inferior a 0,025 milímetros, y los establecimientos cobran por el resto.
No pretendo justificar las medidas que se toman en estos lugares, únicamente hablo de que en otros países tienen conciencia y consciencia de que las bolsas de plástico son muy dañinas para el medio ambiente, porque no son biodegradables y tardan decenios en pudrirse y algunos plásticos tardan siglos en desaparecer.
Existen varias alternativas, pero me encanta referirme a las bolsas que se obtienen de la fécula de la patata. ¿Sabías que de la fécula de 15 patatas se obtienen hasta 100 bolsas 100% biodegradables, compostables y libres de CO2? ¿Y qué se descomponen al final de su vida útil de manera natural en 180 días? Creo que las respuestas a estas preguntas retóricas, deberían ser suficiente para invitar a la reflexión y por supuesto a dejar de utilizarlas.
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